Quizá no sean, como aseguró Bethany Cosentino (Beast Coast), la mejor banda nunca vista, pero si de algo pueden presumir las canadienses No Joy es de ser uno de los grupos más ruidosos y electrizantes de su generación. Bombeando distorsión desde Montreal y con una sana devoción por My Bloody Valentine y Sonic Youth, Jasmine White-Glutz y Laura Lloyd van un poco más allá en su afán por superponer capas de guitarras y buscan arrimarse al pop por la vía del garage.
No Joy comenzó como un dúo de shoegaze y poco a poco se transformó en algo mucho más experimental e incontenible. La producción de álbumes oscuros y cargados de guitarras se volvió progresivamente más aventurera a lo largo de los años y llevó a Jasamine White-Gluz a la mezcla estilística que desafía el género del aclamado Motherhood de 2020 y su EP de 2021, Can My Daughter See Me From Heaven. El lanzamiento más reciente de No Joy, Bugland, encontró un espíritu caótico afín con el coproductor y artista Fire-Toolz