Sonando a mil referencias, todas ellas deliciosas —por ejemplo los Velvet, los primeros Stones, el Dylan electrificado o incluso The Modern Lovers—, estos angelinos que tanto comparten con sus vecinos Allah-Las harán las delicias de todos esos fans del pop-rock espectral, psicodélico e incluso sureño de hace cinco décadas. Con un sonido parco, que busca recrear todo lo bueno de esas grabaciones pretéritas, los americanos se muestran efervescentes e inspirados, capaces de mantener el tipo durante los algo más de treinta minutos que dura este largo. Su música no aporta nada nuevo, pero resulta altamente recomendable dada su frescura, su desparpajo, y el saber hacer de sus autores a la hora de reinterpretar un amalgama estilístico que, por transitado, resulta altamente peligroso; pues no son pocas las bandas que, en su (fallido) intento, han caído en las fauces de la parodia revivalista más inofensiva. El arranque trotón con «Ten Thousand», la muy (lo dicho) Allah-Las «No Control», el brío de «No More Cryin’» o la pedal-steel de «That’s the Trouble with You» son ejemplos variopintos de lo apuntado una líneas más arriba. Su facilidad para atacar los diferentes palos del revival rock deviene una suerte de paseo por caminos ampliamente transitados, siempre desde el prisma neófito de unos jóvenes contemporáneos, aparentemente presos de una morriña anclada en lo mucho que dio de sí la música anglosajona de hace medio siglo. Nostalgia de la buena. (Ruta 66)