Cantante, compositor y músico multiinstrumentalista, Kelley Stoltz es valorado por todos aquellos que saben apreciar una buena canción pop próxima al revival y alejada de la mera repetición de formas. Anclado en los 60, sus discos tienen el espíritu de homenaje musical a una generación desfasada que ya queda cubierta por una fina y atractiva capa de polvo. Mezclando influencias de los Beatles, Beach Boys y The Kinks, los sonidos de Stoltz no son, para nada, anacrónicos. Él mismo se declara único conductor y responsable de sus influjos. Stoltz: «La verdadera razón que se esconde detrás de la música es ‘soñar’. Del niño que tocaba The Ramones con una raqueta de tenis a modo de guitarra, a las butacas de la ópera, el objetivo es el mismo. Lo que la música hace o debería hacer es permitir perdernos y ser transportados, para encontrar la tierra mística dónde la leche y la miel se encuentran con Xanadu». El pop californiano, el rock de garage y la psicodelia son géneros de hace cinco décadas que perviven entre nosotros, aunque por desgracia no todos los músicos que los enarbolan tienen el buen gusto de recuperarlos sin sonar como replicantes programados para la nostalgia. Kelley Stoltz es un artesano de la música americana de los años 60, pero sus canciones palpitan y se sacuden, y siempre transmiten una visión original y asilvestrada de todo aquello.