ACID DAD

El conjunto neoyorkino se reafirma en su segundo LP como una de las bandas que mejor han sabido revitalizar el rock de raíz psicodélica más asociado a clásicos como The Brian Jonestown Massacre y que les ha llevado a pasar por festivales como Levitation o Desert Daze

Desde Brooklyn se cuece la corta trayectoria de Acid Dad, banda que conjuga en su sonido el psych sesentero con arrebatos de fiereza. Sonido garage de este que se venera por aquí, siempre atentos a estas sonoridades. Si bien se definen como psych-punk, la segunda parte del término viene un poco en el sentido de moverse a dos velocidades, de mezclar con soltura el serpenteo previo a la mordedura, más que en lo que al sonido final se refiere. Lo suyo a la práctica es rock primario bien contagioso.

En constante actividad desde su formación, estos los últimos años han girado extensamente por Estados Unidos, produciendo un EP y algunos singles para acompañarles. Las suyas son canciones abordadas con sencillez, construyendo ambientes de neblina sonora con dosis de clásico fuzz, sin demasiadas complicaciones estructurales, que transitan entre la dejadez ácida, abandonada en cuestión de instantes por palpitaciones de rock, todo regado con una producción ligera lo-fi que mantiene la atención en lo más primario y en una notable capacidad para dar con las canciones (bio, por Binaural)